lunes, 22 de marzo de 2010

El distanciamiento del Partido Colorado con la Universidad es ideológico.

Por Felipe Carballo. Diputado. Compromiso Frenteamplista

Lista 711

No basta con decir que es importante descentralizar, los que verdaderamente saben de la necesidad y la trascendencia estratégica de desconcentrar el poder actúan responsablemente en consecuencia. Y para quienes provenimos de una zona del país donde la lucha por lograr espacios y protagonismo ha sido una constante, aún más reivindicamos la lucha contra el centralismo porque sabemos lo que históricamente ha costado el progreso de nuestros pueblos.

Particularmente la Universidad de la República ha sido un buque insignia para Salto y la región de influencia. De aquellas lejanas manifestaciones populares hacia fines de 1950 hasta las más contemporáneas por nuevas conquistas, la tónica fue siempre la misma y todo un pueblo plasmó su voluntad por una causa común: la instalación y consolidación de los cursos universitarios para los jóvenes de esta zona del país.

¿Por qué planteamos esto? Porque el sector mayoritario del Partido Colorado, encabezado por Pedro Bordaberry, acaba de proponer la creación de una nueva Universidad estatal, sugiriendo que la misma se instale en Durazno.

No vamos a profundizar en el nuevo esquema universitario que plantea Bordaberry, lo que nos interesa es contextualizar esa propuesta.

Para empezar, es necesario que el ciudadano tenga presente que, desde el punto de vista ideológico, para el Partido Colorado la Universidad de la República representa el cenáculo de la izquierda uruguaya. Así como el PIT-CNT, las organizaciones sociales con base popular, los gremios, etc., la academia también les resulta contraria a sus intereses políticos. De allí el distanciamiento y las críticas feroces que muchas veces se oyen en contra de la casa mayor de estudios que tiene nuestro país y de la cual nos sentimos orgullosos.

Estas mismas personas son las que aseguran que la Universidad de la República está lejos de ser un centro educativo de referencia y citan un ranking de dudosa procedencia donde nuestra UdelaR no califica entre las mejores 400 universidades del mundo. Entonces se estremecen y salen públicamente a destacar el rol de las universidades privadas, como el centro de Maldonado que tuvo que ser clausurado por el Ministerio de Educación y Cultura por su nivel académico (dejando en ascuas a padres y jóvenes que invirtieron tiempo y dinero tras una promesa de mejor educación y rápida inserción laboral).

Sin embargo citan a un centro de educación terciaria con sede en nuestro país que deja muchas dudas en materia de extensión e investigación, dos patas principales de la vida académica.

Entonces, partamos de la base que Bordaberry y compañía "no tiene piel" con la Universidad

pública tal cual está concebida. Por lo que propone "otra Universidad" del Estado, con el pretexto de descentralizar las actividades en favor del Interior.

No hay que olvidar que son los que diariamente dan batalla ideológica al decir que Antel es incompetente; que la recaudación para el sistema de pasividad debería estar en manos de las Afaps porque según ellos el BPS también es ineficiente; los que pregonan por el libre comercio y la flexibilización laboral para que el trabajador se encuentre en sumisión con la patronal; y un sinfín de etcéteras.

Retomando el tema, en nuestra visión la Universidad pública en un país como el nuestro, con la extensión geográfica de Uruguay y sus características socio-económicas, debería ser una sola; es decir, una cabeza administrando y proyectando y varias sedes ejecutando sus programas y servicios. De allí la creación de las cuatro regionales de la UdelaR de las cuales hemos dado noticia ediciones anteriores, luego de la reunión que mantuvimos con el rector Rodrigo Arocena.

Justamente, eso es lo que venimos pregonando hace muchos años: Más Universidad, con mayor presencia en el territorio nacional, más desconcentrada y abierta a la sociedad, con más posibilidades de acceso para los hijos de los trabajadores; pero al fin y al cabo una sola Universidad pública para todos.

Entendemos que el Interior no puede respaldar un proyecto de escaso sustento que abra la posibilidad de contar con dos universidades públicas, con el riesgo de crear una de nivel inferior a la casa central.

Estas ideas solo se entienden en el contexto que hemos señalado, por eso es necesario tomar esta noticia con cautela y con la seriedad que no ha caracterizado a sus promotores.